Personas manipuladoras: cómo reconocerlas en 7 rasgos

Existen una serie de rasgos que delatan a este tipo de personas. ¿Quieres saber cuáles son?

Las personas manipuladoras se caracterizan por una serie de rasgos.

Las personas manipuladoras entrañan un riesgo para establecer relaciones sanas y constructivas, y el ámbito de pareja no es una excepción.

Existen una serie de rasgos característicos de estas personas. Te los mostramos a continuación.

Personas manipuladoras: Cómo reconocerlas en 7 rasgos

Si deseas saber si tienes cerca un manipulador, lee con atención esta serie de características que te comentamos.

1. Detectores de debilidades

Una de las grandes destrezas de las personas manipuladoras es su facilidad para detectar los puntos débiles de los demás. Dan la sensación de tener una especie de sexto sentido que tienen especialmente entrenado para conocer aquello que hace más vulnerables a las personas con las que se relacionan.

La intención es poder contar con recursos con los cuales debilitar a las personas si lo necesita en algún momento para sus planes. Cuando los detecta, se convierten en parte de su artillería, y los usará en tu contra cuando les convenga.

2. Controladores

Las personas manipuladoras tienen tal necesidad de tenerlo todo bajo control que continuamente se mantienen en estado de alerta ante aquello que tiene relación con lo que les atañe.

Partiendo de la idea de que existe una gran inseguridad de fondo en ellos (aunque pongan suficiente empeño en disimularlo y aparentar ser personas verdaderamente sólidas), su manera de afrontarlo es intentar controlar todo lo que tiene algún tipo de conexión con la situación que intentan manejar.

En su mente tienen una idea clara de cómo deben ser las cosas y también el comportamiento esperado de las personas con quien tienen relación. Y para asegurarse que nada se sale de la idea que ellos tienen, están continuamente vigilando que así sea.

3. Imparables hacia su objetivo

Si nos preguntamos cuál es el objetivo que buscan las personas manipuladoras, éste variará en función de la situación, del momento o del contexto. Pero lo que podría considerarse como la finalidad última que persiguen sería alcanzar las metas que se marquen en cada momento donde ellos obtendrán un beneficio: el suyo propio.

El problema es que para alcanzar su meta, no hay miramientos a la hora de pisar, herir o engañar a quien sea. Para las personas manipuladoras, todo vale si con ello logran salirse con la suya y no se detienen hasta conseguirlo.

4. Insaciables

Los manipuladores se sienten más poderosos cuanto más consiguen manipular a los demás y, al hacerlo, más necesitan continuar haciéndolo para seguir sintiéndose en posesión del máximo control. Es como si estuvieran inmersos en un círculo vicioso de poder, control y “malas artes”, ambicionando más cuanto más consiguen y sin un límite moral equilibrado que les sirva de freno en sus propósitos.

Para las personas manipuladoras, mantener vivo este proceso supone una especie de adicción que se convierte en un estilo de vida que retroalimentar continuamente. Y es que se crea una inercia que guía todo aquello que hacen: sus decisiones, sus acciones e incluso sus relaciones personales.

5. Mentirosos convincentes

Son todo un personaje y nunca mejor dicho, porque con cada acción que realizan y con cada palabra que dicen están construyendo un alter ego en función de lo que pretendan conseguir. Para las personas manipuladoras la verdad es algo relativo, ya que defienden su visión de las cosas en función de cómo deseen vendérselo a los demás.

Transforman su relato de las situaciones reales hasta convertirlas en algo distinto aunque favorable a sus planes, pero con tal alevosía que no sólo pueden llegar a engañar a personas externas a la situación, sino que al ser tan sumamente convincentes pueden llegar a hacer dudar de la verdad incluso a quien también presenció o vivió lo acontecido.

Y es precisamente esto último lo que conduce al siguiente punto.

6. Tú culpable y él víctima

Quien tiene la mala suerte de tener en su vida un manipulador, conoce la sensación de impotencia que causa verse inmersa en uno de sus entramados donde rara vez saldrá bien parada.

Entre sus habilidades cuenta con la capacidad de darle la vuelta a las cosas de tal manera que, incluso aquellas situaciones en que tú misma has tenido que sufrir las consecuencias de algo que él ha provocado, finalmente parece que la verdadera responsable de todo has sido tú.

Y mientras a ti te convierte y convence de tu papel de culpable, él se sitúa en ese escenario como tu víctima, mientras el desconcierto de no saber ni qué ni cómo ha sucedido a ti te sume en un profundo estado de consternación e impotencia, al que finalmente pones fin asumiéndolo y dejando así que todo pase.

Él se sale con la suya y de paso a ti te mina la moral un poco más, con lo cual serás más dócil y manejable la próxima vez.

7. Te hacen dudar de ti misma

Este es uno de los mayores peligros de las personas manipuladoras, y es que a base de manejar las circunstancias que te rodean y de las que formas parte, llegan a sembrarte la duda de lo que es cierto y de lo que no, entre lo que tú has hecho realmente y lo que según él ha sucedido.

Si la sensación de incoherencia entre tu forma de actuar y lo que esa persona dice que ha sucedido es algo que te aborda con relativa frecuencia, seguramente seas víctima de las malas artes de un manipulador que actúa en beneficio propio.

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