16 pasos a seguir para un maquillaje perfecto

Logra un maquillaje infalible siguiendo estos pasos concretos. ¡Te contamos cómo hacerlo!

Debemos seguir una serie de pasos al maquillarnos.

Un maquillaje perfecto no es algo difícil de conseguir, sólo requiere un poco de práctica por tu parte así como conocer lo mejor posible tu piel.

Es cuestión de observarla, algo que podemos hacer con frecuencia ya que nos miramos al espejo todos los días, y prestar atención a sus particularidades: Si presenta brillos y en qué zona, si hay zonas descamadas, los granitos, si nuestros poros están dilatados, dónde se acentúan las líneas de expresión, rojeces… todo son señales de lo que necesita nuestra piel.

Puede ser que no sepas por dónde empezar ni qué orden seguir, pero no te preocupes. En este artículo te guiaremos para tener claro cuáles son los pasos a seguir para conseguir un maquillaje perfecto.

Pasos a seguir para un maquillaje perfecto

Puedes estar segura de que si sigues estos pasos no encontrarás dificultades para conseguir conseguir un aspecto impecable..

1. Limpieza

El primer paso es limpiar bien la piel. Aunque tengas la piel desmaquillada desde el día anterior, durante la noche la piel elimina toxinas y grasa a través de sus poros, con lo que hay que limpiarla nuevamente por la mañana. Puedes utilizar toallitas desmaquillantes o una leche limpiadora que aplicar con los dedos por toda la cara y masajear a conciencia.

A la hora de retirarla, te desaconsejamos los discos de algodón, ya que sus fibras dañan la piel. Es preferible hacerlo con agua o con ayuda de una esponjita facial húmeda, ya que de esa forma también aportas humedad a la piel. Sécala sin arrastrar la toalla, mejor con toquecitos suaves.

En el caso de que después de limpiarla, notas que no termina de ofrecer un aspecto limpio, recurre a una exfoliación suave; te ayudará a eliminar las pieles muertas que pudiera haber y tu piel estará mucho más receptiva para los siguientes pasos a seguir para un maquillaje perfecto.

2. Tónico facial

Si queremos que la piel tenga un aspecto jugoso y fresco, unos toques de tónico sobre la piel nos ayudarán a conseguir ese efecto, cerrará los poros más dilatados y nos dará una sensación agradable de tersura.

3. Tratamiento con sérum

Con este paso estamos aportando el tratamiento con nutrientes específicos en función del tipo de particularidades de tu piel, ya sea para pieles maduras y apagadas, grasas, con rosácea, para las líneas de expresión o manchas solares.

En cualquier caso, basta con unas pequeñas gotas en las zonas afectadas (o de forma general, si son para toda la cara), y masajear a conciencia con la yema de los dedos para favorecer la penetración en la piel.

4. Hidratante

Habrá que identificar el tipo de piel que tenemos para hacernos con la crema hidratante que mejor acabado nos va a dejar. La principal diferencia entre unas y otras es lo propensas que sean a producir grasa.

Cuando apliques la hidratante hazlo masajeando a conciencia para que alcance las capas más profundas de la piel. Evita la zona de contorno de ojos, ya que esta piel es mucho más fina y delicada. Reserva para esa parte un poco de contorno de ojos, que también puedes aplicar (con un pequeño toquecito) sobre las líneas de expresión más marcadas que tengas.

Date unos cinco minutos antes de continuar preparando la piel para que los restos de crema se absorban completamente.

5. Primer

Este es uno de los más importantes entre los pasos a seguir para un maquillaje perfecto: con él conseguirás que el acabado te aguante intacto con el paso de las horas. El primer suele ser un gel incoloro que crea una película muy fina sobre la piel, sellando los poros abiertos y alisando su aspecto.

Su composición está preparada para que la grasita que genera de forma natural la piel no alcance la capa de maquillaje que hay encima de él y lo estropee.

6. Base

Comenzamos a preparar nuestro lienzo. Cuando vayas a comprarla, no pruebes el color sobre tu mano; has de escoger el mismo tono que tu piel, ni más clara ni más oscura. Lo ideal es probarla sobre la piel de la cara limpia, en la zona superior a la mandíbula y al extenderlo comprobar que se funde perfectamente con tu color natural de piel.

Para aplicarlo puedes hacerlo con esponja (las hay con forma de gota para acceder más fácilmente a todos los lugares), con brocha para maquillaje (plana, ancha y compacta) o con los dedos.

Debes de cubrir con ella toda la cara, incluyendo párpados y un poco de los labios, pero procurando que no haya exceso. Es preferible ir añadiendo un poco más cada vez que lo necesites y extenderlo muy bien, que poner más cantidad de la cuenta y quede un aspecto sobrecargado. Puedes aplicar pequeñas cantidades en puntos por zonas separadas y después extenderlo.

El acabado tiene que ser ligero y ha de servir para unificar el tono de la cara, no para aportar un tono más bronceado ni dar un efecto máscara. La sensación ha de ser de “tener buena cara”.

7. Corrector

Contar con un corrector beige claro en crema es imprescindible para corregir aquellas zonas que la propia base de maquillaje no ha suavizado. Si éste tiene un pequeño aplicador, mucho mejor aun.

Para aplicarlo, lo haremos dando pequeños toques en las zonas a corregir (ojeras, lagrimal, zonas sombreadas, comisuras de los labios o junto a los orificios de la nariz...), mejor así que con trazos largos continuos.

Y el truco para extenderlo es con suaves golpecitos utilizando el dedo anular ¿Por qué? Simple. Porque al tener menos precisión con éste que con el índice, proporciona un efecto más natural sobre la piel que ayudará a integrar discretamente los contornos del corrector en la base de maquillaje.

8. Polvo compacto

Para que tu maquillaje tenga ese acabado aterciopelado e impecable, se utilizan los polvos mate. El color debe ser del mismo tono que el maquillaje o ligeramente más claro, y aunque vienen acompañados en muchas ocasiones de una borla compacta, es preferible aplicarlos con una brocha grande ya que el efecto es más suave.

Para no dejar trazos sobrecargados de polvo en exceso, cargamos la brocha con el polvo y damos un golpe seco en el mango para que desprenda el sobrante. Se aplica en trazos amplios por toda la cara. El acabado ha de ser invisible y mate.

9. Maquillaje de ojos

En otro post os daremos algunas pautas para maquillar los ojos, ya que requiere una explicación más detallada, pero llegado a este punto, en que hemos preparado la piel como el lienzo adecuado para pintar sobre él, es cuando nuestros párpados están más receptivos para conseguir fijar las sombras que utilicemos sobre ellos y mantenerse así por más tiempo.

En cualquier caso, un poco de rimmel de color negro aplicado tanto en las pestañas superiores como en las inferiores mediante movimientos en zigzag, nos ayudará a conseguir realzar nuestra mirada antes de seguir creando nuestro maquillaje perfecto.

10. Esculpir el rostro

Hasta ahora hemos conseguido unificar nuestro rostro, pero también hemos conseguido que su apariencia sea más plana. Es decir, hemos quitado angulosidad a nuestros rasgos. Por eso, este paso busca restablecer las características de nuestro rostro respetando su naturalidad y a su vez corrigiendo sutilmente aquello que le resta armonía.

Para resaltar nuestros rasgos buscaremos compensar nuestros inestetismos (refiriéndonos con esto la forma en que nuestros rasgos se alejan de las proporciones más estéticas) jugando con la alternancia de los polvos oscuros y claros con acabado mate.

En otro artículo os explicaremos de qué forma se debe aplicar cada tono en función del tipo de rostro que tengas, pero básicamente, se utiliza el polvo claro para las zonas que desees realzar y el polvo oscuro para las zonas que quieras atenuar.

11. Labial

Son objeto de deseo y, junto a la mirada, uno de los puntos de mayor atracción de nuestro rostro. Por eso se recomienda optar por resaltar uno u otro, no ambos. Y por eso también dedicaremos un artículo a la forma adecuada de maquillar los labios para que sean irresistibles.

De momento, te recomendamos perfilarlos con un lápiz de tu tono natural de labios y darles un toque de color poniendo "morritos de pato” para aplicarlo, dando toques de pintalabios con presión, como si no pudieras arrastrarlo por su superficie. De esta forma quedarán jugosos y naturales, aunque no pasarán desapercibidos.

12. Colorete o blush

Si en nuestra silueta corporal una cintura estrecha es el principal rasgo del ideal femenino, en cuanto a nuestros rasgos faciales el equivalente serían unas mejillas resultonas. Por eso no podríamos saltarnos este paso a seguir para un maquillaje perfecto.

Los colores que mejor se ajustan a tu tono de piel tienen relación con tu subtono. Si es de tipo cálido, tus mejillas resaltarán más con el color anaranjado del melocotón (pieles claras) o el teja (para las más oscuras). Si tu subtono es de tipo frío, deberás optar por tonos rosados como el fresa (para las más claritas de piel) o el fucsia (piel oscura).

Una vez que tengas el colorete que mejor se adapta a tu tonalidad, se trata de aplicarlo en el sitio adecuado: Sobre las “manzanas” de las mejillas, de forma circular y hacia la sien. Para verlo claro, sonríe intensamente y fíjate en cómo se potencia en especial una zona de los pómulos, formando como unas manzanitas. Pues se trata de hacer círculos concéntricos con la brocha del colorete sobre esa zona y acabar arrastrándolo hacia la sien.

13. Iluminador

Solo unos pequeños toques de luz en zonas estratégicas nos darán un frescor en la expresión. Para ello nada mejor que un iluminador. Los hay en forma de bolígrafo con extremo de pincel y un pulsador, aunque los clásicos aplicadores con forma de bastoncillo son también muy prácticos.

Podemos poner unos puntos ligeros sobre la parte superior y exterior de los pómulos, en el arco de cupido, la parte central de la barbilla, en el centro del labio inferior y bajo el arco de la ceja. Se difumina con la misma técnica que el corrector, usando el dedo anular en golpecitos suaves y sin arrastrar.

14. Polvos de sol

Este punto es opcional, no es imprescindible para conseguir un maquillaje perfecto.

Antes te habíamos advertido de que escogieras el color exacto de tu tono de piel, porque para dar un efecto más bronceado, lo que utilizamos son polvos más oscuros que nuestro tono de piel.

No es lo mismo aplicar unos polvos de sol que usar un poco de polvos oscuros para esculpir el rostro. La pregunta que deberemos hacernos es, ¿qué queremos, esculpir el rostro para realzar nuestros rasgos o proporcionar un color más bronceado a nuestra piel?

Si lo que queremos es esto último, deberemos utilizar una brocha mediana (o especial para este uso) y aplicar polvos de sol (pueden ser mates o con brillo) sobre la frente y nuestra nariz, como si estuviéramos trazando una T en nuestra cara. De esta manera, conseguirmos simular el toque de color que nos dejaría el sol con el llamado efecto sun-kissed.

15. Polvos transparentes

Y para dar el último toque, un poco de polvos transparentes aplicados con una brocha grande especial para polvos de acabado con la que aterciopelar la piel sin aplicar más color.

16. Fijación

Pulverizar un poco de agua de avena o un spray de fijador de maquillaje sobre todo el rostro y dejar secar unos segundos.

Con este sencillo gesto nos estaremos asegurando de fijar aun más el maquillaje de forma que no se vaya desvaneciendo con el paso de las horas.

Esperamos que te haya sido de utilidad y que te atrevas con estos pasos a seguir para un maquillaje perfecto.

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