Los 25 mejores poemas del Romanticismo (y su significado)

Una selección de algunos de los mejores poemas del movimiento del romanticismo.

Poemas del romanticismo

El romanticismo es un movimiento cultural que colocaba como protagonistas a los sentimientos. Las expresiones artísticas fueron de la pintura a la escultura, pasando obligadamente por la literatura, donde el poema fue uno de los géneros literarios más representativos de la época.

Los temas habituales de los poemas del romanticismo eran el amor, la libertad, la melancolía, los sueños, el dolor o el miedo. Alrededor de todo el mundo hubo grandes obras y representantes de la poesía del romanticismo, de los cuales aquí compilamos los 25 mejores.

Los 25 mejores poemas del romanticismo

Dentro de la historia del arte, el romanticismo tiene un lugar especial. Resultó ser un parteaguas en las técnicas y temáticas que trataban los autores de la época. Sus temas centrales pretendían expresar que la razón no era siempre suficiente para explicar la realidad.

Quizá esta es la razón por la que los poemas del romanticismo nos resultan aún hoy en día de una gran belleza e inspiración. Para entender y gozar de ellos, te mostramos los 25 mejores poemas de la época del romanticismo.

1. Amor eterno (Gustavo Adolfo Bécquer)

Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el mar; podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor.

Uno de los principales representantes del romanticismo, Gustavo Adolfo Bécquer, quien dejó como legado innumerables poemas, todos ellos de gran ritmo y belleza. En este poema expresa de manera contundente, que el amor auténtico va más allá de cualquier calamidad.

2. El país de los sueños (William Blake)

¡Despierta, despierta, mi pequeño! Tú eras la única alegría de tu madre; ¿Por qué lloras en tu sueño tranquilo? ¡Despierta! Tu padre te protege. Oh, ¿Qué tierra es la Tierra de los sueños? ¿Cuáles son las montañas, y cuáles sus ríos?

¡Oh padre! Allí vi a mi madre, entre los lirios junto a las bellas aguas. Entre los corderos, vestida de blanco, caminaba con su Thomas en dulce deleite. Lloré de alegría, como una paloma me lamento; ¡Oh! ¿Cuándo volveré allí?

Querido hijo, también yo junto a ríos placenteros he caminado la noche entera en la Tierra de los Sueños; pero por serenas y cálidas que fuesen las anchas aguas, no pude llegar hasta la otra orilla. ¡Padre, oh padre! ¿Qué hacemos aquí en esta tierra de incredulidad y temor? La tierra de los Sueños es mucho mejor, allá lejos, por sobre la luz del lucero del alba”.

Un poema nostálgico que expresa cómo el mundo de los sueños en ocasiones construye escenarios muchos más felices que la realidad que toca vivir. Una historia que además está enmarcada por una aparente tragedia.

3. El Giaour (Lord Byron)

Pero antes, sobre la tierra, como vampiro enviado, tu cadáver del sepulcro será exiliado; Entonces, lívido, vagarás por el que fuera tu hogar, Y la sangre de los tuyos has de arrancar; Allí, de tu hija, hermana y esposa, A media noche, la fuente de la vida secarás; Aunque abomines aquel banquete, debes, forzosamente, Nutrir tu lívida cadáver andante, Tus víctimas, antes de expirar, En el demonio a su señor verán; Maldiciéndote, maldiciéndose, Tus flores marchitándose están en el tallo. Pero una que por tu crimen debe caer, la más joven, entre todos, la más amada, Llamándote padre, te bendecirá: ¡esta palabra envolverá en llamas tu corazón! Pero debes concluir tu obra y observar En sus mejillas el último color; De sus ojos el destello final, Y su vidriosa mirada debes ver Helarse sobre el azul sin vida; Con impías manos desharás luego Las trenzas de su dorado cabello, Que fueron bucles por ti acariciados Y con promesas de tierno amor despeinados; ¡pero ahora tú lo arrebatas, Monumento a tu agonía! Con tu propia y mejor sangre chorrearán Tus rechinantes dientes y macilentos labios; Luego, a tu lóbrega tumba caminarás; Ve, y con ghouls y afrits delira, Hasta que de horror estremecidos, huyan De un espectro más abominable que ellos.

El Giaour es un poema del romanticismo que se convirtió en uno de los más reconocidos del autor. Se dice que es uno de los primeros poemas con temática de vampiros que fue inspiración para otros escritores de la época. Este es solamente un fragmento del gran poema El Giaour.

4. Cuando las suaves voces mueren (Percy Bysshe Shelley)

“Cuando las suaves voces mueren, su música aún vibra en la memoria; cuando las dulces violetas enferman, su fragancia se prolonga en los sentidos. Las hojas del rosal, cuando la rosa muere, se apilan para el lecho del amante; y así en tus pensamientos, cuando te hayas ido, el amor mismo dormirá”

Este poema del romanticismo expresa en un fragmento breve, cómo las cosas dejan después de su existencia, su esencia y esto se convierte en el recuerdo de los que se quedan aquí.

5. Rima LIII (Gustavo Adolfo Bécquer)

“Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán. Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha a contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres…¡esas… no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde aún más hermosas sus flores se abrirán. Pero aquellas, cuajadas de rocío cuyas gotas mirábamos temblar y caer como lágrimas del día…¡ésas… no volverán!

Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará. Pero mudo y absorto y de rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido…; desengáñate, ¡así...no te querrán!”

Uno de los poemas más reconocidos de Gustavo Adolfo Bécquer que se inclinaba por escribir sobre el amor y el desamor. En esta rima habla de la tristeza de dejar ir a un amor y la advertencia de que nadie podrá volverla a amar así.

6. Negra Sombra (Rosalía de Castro)

“Cuando pienso que te huyes, negra sombra que me asombras, al pie de mis cabezales, tornas haciéndome mofa. Si imagino que te has ido, en el mismo sol te asomas, y eres la estrella que brilla, y eres el viento que sopla.

Si cantan, tú eres quien cantas, si lloran, tú eres quien llora, y eres murmullo del río y eres la noche y la aurora. En todo estás y eres todo, para mí en mí misma moras, nunca me abandonarás, sombra que siempre me asombras.”

A Rosalía de Castro se le considera ya parte de la etapa del postromanticismo. Un poema corto que habla acerca de su sombra y una forma llena de belleza de expresarse acerca de este elemento que forma parte de cada uno de nosotros.

7. Acuérdate de mí (Lord Byron)

“Llora en silencio mi alma solitaria, excepto cuando esté mi corazón unido al tuyo en celestial alianza de mutuo suspirar y mutuo amor. Es la llama de mi alma cual aurora, brillando en el recinto sepulcral: casi extinta, invisible, pero eterna… ni la muerte la puede mancillar.

¡Acuérdate de mí!...Cerca de mi tumba no pases, no, sin regalarme tu plegaria; para mi alma no habrá mayor tortura que el saber que has olvidado mi dolor. Oye mi última voz. No es un delito rogar por los que fueron. Yo jamás te pedí nada: al expirar te exijo que sobre mi tumba derrames tus lágrimas.”

El gran escritor Lord Byron siempre trató temas más oscuros y este poema corto no es la excepción. Habla del deseo y la importancia de permanecer en los recuerdos y el corazón de aquellos que lo aman cuando él ya no estuviera con vida.

8. Ven, camina conmigo (Emily Brönte)

“Ven, camina conmigo, sólo tú has bendecido alma inmortal. Solíamos amar la noche invernal, vagar por la nieve sin testigos. ¿Volvemos a esos viejos placeres? Las nubes oscuras se precipitan ensombreciendo las montañas igual que hace muchos años, hasta morir sobre el salvaje horizonte en gigantescos bloques apilados; mientras la luz de la luna se apresura como una sonrisa furtiva, nocturna.

Ven, camina conmigo; no hace mucho existíamos pero la muerte ha robado nuestra compañía-Como el amanecer se roba el rocío-. Una a una llevó las gotas al vacío hasta que sólo quedaron dos; pero aún destellan mis sentimientos pue en ti permanecen fijos. No reclames mi presencia, ¿puede el amor humano ser tan verdadero? ¿puede la flor de la amistad morir primero y revivir luego de muchos años?

No, aunque con lágrimas sean bañados, los túmulos cubren su tallo, la savia vital se ha desvanecido y el verde ya no volverá. Más seguro que el horro final, inevitable como las estancias subterráneas donde habitan los muertos y sus razones. El tiempo, implacable, separa todos los corazones.

Emiliy Brönte es considerada como una de las representantes británicas del romanticismo. Aunque su obra más reconocida es la novela “Cumbres Borrascosas”, este poema deja ver que el amor fue siempre su tema central.

9. Annabelle Lee (Edgar Allan Poe)

“Fue hace ya muchos, muchos años, en un reino junto al mar, habitaba una doncella a quien tal vez conozcan por el nombre de Annabel Lee; y esta dama vivía sin otro deseo que el de amarme, y de ser amada por mí.

Yo era un niño, y ella una niña en aquel reino junto al mar; Nos amamos con una pasión más grande que el amor, Yo y mi Annabel Lee; con tal ternura, que los alados serafines lloraban rencor desde las alturas. Y por esta razón, hace mucho, mucho tiempo, en aquel reino junto al mar, un viento sopló de una nube, helando a mi hermosa Annabel Lee; sombríos ancestros llegaron de pronto, y la arrastraron muy lejos de mi, hasta encerrarla en un oscuro sepulcro, en aquel reino junto al mar.

Los ángeles, a medias felices en el Cielo, nos envidiaron, a Ella a mí. Si,esa fue la razón (como los hombres saben, en aquel reino junto al mar), de que el viento soplase desde las nocturnas nubes, helando y matando a mi Annabel Lee.

Pero nuestro amor era más fuerte, más intenso que el de todos nuestros ancestros, más grande que el de todos los sabios. Y ningún ángel en su bóveda celeste, ningún demonio debajo del océano, podrá jamás separar mi alma de mi hermosa Annabel Lee. Pues la luna nunca brilla sin traerme el sueño de mi bella compañera. Y las estrellas nunca se elevan sin evocar sus radiantes ojos. Aún hoy, cuando en la noche danza la marea, me acuesto junto a mi querida, a mi amada; a mi vida y mi adorada, en su sepulcro junto a las olas, en su tumba junto al rugiente mar. “

Edgar Allan Poe en ocasiones no es muy relacionado con este movimiento del romanticismo. Se le recuerda más por sus cuentos cortos de terror. No obstante este poema es parte del legado del movimiento y expresa su pena y dolor por la muerte de una mujer amada.

10. ¡La encontré! (Johann Wolfgang Von Goethe)

“Era en un bosque: absorto pensaba andaba sin saber ni qué cosa por él buscaba. Vi una flor a la sombra. Luciente y bella, cual dos ojos azules, cual blanca estrella.

Voy a arrancarla, y dulce diciendo la halló; “¿Para verme marchita rompes mi tallo?” cavé en torno y tómela con cepa y todo, y en mi casa la puse del mismo modo. Allí volví a plantarla quieta y solita, y florece y no teme, verse marchita”

Un poema corto de Johann Wolfgang que transmite la necesidad de ver a las personas y sus circunstancias como un todo y no como sujetos aislados. De esta forma, el amar se vuelve más auténtico.

11. Cuando por fin se encuentran dos almas (Víctor Hugo)

“Cuando por fin se encuentran dos almas, que durante tanto tiempo se han buscado una a otra entre el gentío, cuando advierten que son parejas, que se comprenden y corresponden, en una palabra, que son semejantes, surge entonces para siempre una unión vehemente y pura como ellas mismas, una unión que comienza en la tierra y perdura en el cielo.

Esa unión es amor, amor auténtico, como en verdad muy pocos hombres pueden concebir, amor que es una religión, que deifica al ser amado cuya vida emana del fervor y de la pasión y para el que los sacrificios, más grandes son los gozos más dulces.”

Este poema es un digno y total representante del romanticismo la tratar el tema del amor como un proceso complejo y de donde surgen los sentimientos más puros que deben estar en sintonía entre los seres que se aman.

12. Un sueño (William Blake)

“Cierta vez un sueño tejió una sombra sobre mi cama que un ángel protegía: era una hormiga que se había perdido por la hierba donde yo creía que estaba.

Confundida, perpleja y desesperada, oscura, cercada por tinieblas, exhausta, tropezaba entre la extendida maraña, toda desconsolada, y le escuché decir: “¡Oh, hijos míos! ¿Acaso lloran? ¿Oirán cómo suspira su padre?¿Acaso rondan por ahí para buscarme? ¿Acaso regresan y sollozan por mí?” Compadecido, solté una lágrima; pero cerca vi una luciérnaga, que respondió: “¿Qué quejido humano convoca al guardián de la noche? Me corresponde iluminar la arboleda mientras el escarabajo hace su ronda: sigue ahora el zumbido del escarabajo; pequeña vagabunda, vuelve pronto a casa.”

Un hermoso poema acerca de un sueño. William Blake exaltó en sus poemas la emoción por encima de la razón, por lo que se dice que es uno de los máximos impulsores del romanticismo. Los temas que habitualmente trataba en sus poemas, dan cuenta de eso.

13. El argumento del suicidio (Samuel Taylor Coleridge)

“Sobre el comienzo de mi vida, si lo deseaba o no, Nadie jamás me lo preguntó - de otro modo no podía ser- Si la vida era la pregunta, una cosa enviada para intentar Y si vivir es decir SI, ¿Qué puede ser el NO sino morir?

Respuesta de la naturaleza: ¿Se retorna igual que al ser enviado?¿No es peor el desgaste? ¡Piensa primero en lo que ERES!¡Sé consciente de lo que tú ERAS! Te he dado inocencia, te he dado esperanza, Te he dado salud, y genio, y un amplio porvenir, ¿Retornarás culpable, aletargado, desesperado? Haz un inventario, examina, compara. Entonces muere - si es que a morir te atreves -.”

Un poema reflexivo y con una temática compleja. Es un claro ejemplo del tipo de temas que se tratan en la etapa del romanticismo. Acerca de la vida, la muerte y la naturaleza, que son los ejes centrales del poema de Samuel Taylor.

14. La paloma (John Keats)

“Una paloma tuve muy dulce, pero un día Se murió. Y he pensado que murió de tristeza. ¡Oh! ¿Qué le apenaría? Sus pies ataba un hilo De seda, y con mis dedos lo entrelacé yo mismo. ¿Por qué moría, tú, de pies lindos y rojos? ¿Por qué dejarme, pájaro tan dulce? ¿Por qué? Dime. Muy solito vivías en el árbol del bosque: ¿Por qué, gracioso pájaro, no viviste conmigo? Te besaba a menudo, te di guisantes dulces: ¿Por qué no vivirías como en el árbol verde?”

Este poema de John Keats, quien forma parte del grupo más representativo del romanticismo, trata sobre una paloma que vive en cautiverio y que al no tener la libertad necesaria muere. Es un pequeño esbozo en un capítulo sobre la naturaleza y su convivencia con la vida moderna.

15. Conócete a Ti Mismo (Georg Philipp Freiherr von Hardenberg)

“Una cosa sólo ha buscado el hombre en todo tiempo, Y lo ha hecho en todas partes, en las cimas y en las simas del mundo. Bajo nombres distintos - en vano - se ocultaba siempre, Y siempre, aun creyéndola cerca, se le iba de las manos. Hubo hace tiempo un hombre que en amables mitos infantiles Revelaba a sus hijos las llaves y el camino de un castillo escondido. Pocos lograban conocer la sencilla clave del enigma, Pero esos pocos se convertían entonces en maestros del destino. Discurrió largo tiempo - el error nos aguzó el ingenio - Y el mito dejó ya de ocultarnos la verdad. Feliz quien se ha hecho sabio y ha dejado su obsesión por el mundo, Quien por sí mismo anhela la piedra de la sabiduría eterna. El hombre razonable se convierte entonces en discípulo auténtico, Todo lo transforma en vida y en oro, no necesita ya los elixires. Bulle dentro de él el sagrado alambique, está el rey en él, y también Delfos, y al final comprende lo que significa Conócete a ti mismo.”

Un mensaje claro y contundente: conócete a ti mismo. Este poema de Georg Philipp es de introspección y revaloración sobre la vida misma y el objetivo de conocernos a nosotros antes que salir al mundo a conocerlo.

16. No te detengas (Walt Whitman)

“No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, Sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, Que es casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes de creer que las palabras y las poesías Sí pueden cambiar el mundo. Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, Nos enseña, Nos convierte en protagonistas De nuestra propia historia. Aunque el viento sople en contra, La poderosa obra continúa: Tú puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, Porque en sueños es libre el hombre. No caigas en el peor de los errores: El silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso. No te resignes. Huye. “Emito mis alaridos por los techos de este mundo”, Dice el poeta. Valora la belleza de las cosas simples. Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, Pero no podemos remar en contra de nosotros mismos. Eso transforma la vida en un infierno. Disfruta del pánico que te provoca Tener la vida por delante. Vivela intensamente, Sin mediocridad. Piensa que en ti está el futuro Y encara la tarea con orgullo y sin miedo. Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos precedieron De nuestros “poetas muertos”, Te ayudan a caminar por la vida La sociedad de hoy somos nosotros: Los “poetas vivos”. No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.”

Un clásico del escritor Walt Whitman con un tema muy profundo y directo. El idioma original de este poema es el inglés, así que en la traducción podría perder fuerza la prosa y la rima, no así el poderoso mensaje de este, uno de los pocos poemas pertenecientes al romanticismo de Walt Whitman.

17. El prisionero (Aleksander Pushkin)

“Estoy entre rejas en húmeda celda. Criada en cautiverio, un águila joven, mi triste compañía, batiendo sus alas, junto a la ventana su pitanza pia. La pica, la arroja, mira la ventana, como si pensara lo mismo que yo.

Sus ojos me llaman y su griterío, y proferir quiere: ¡Alcemos el vuelo! ¡Tú y yo somos libres como el viento, hermana! Huyamos, es hora, do blanquea entre nubes la montaña y brilla de azul la marina, donde paseemos sólo el viento…¡y yo!”

Un poema sobre la libertad, uno de los temas favoritos del romanticismo. Corto pero lleno de hermosura y la forma magistral en que, en pocas palabras, nos lleva de la ansiedad del encierro a la plenitud de la libertad.

18. Alma que vas huyendo de ti misma (Rosalía de Castro)

“Alma que vas huyendo de ti misma, ¿Qué buscas, insensata, en las demás? Si secó en ti la fuente del consuelo, secas todas las fuentes has de hallar. ¡Que hay en el cielo estrellas todavía, y hay en la tierra flores perfumadas! ¡Sí!... mas no son ya aquellas que tú amaste y te amaron, desdichada.”

Rosalía de Castro, de las pocas mujeres pertenecientes al movimiento del romanticismo, en este poema plasma la desesperación de las almas que buscan afuera lo que seguramente ya tienen contenida en sí mismas.

19. La despedida (Johann Wolfgang Von Goethe)

“¡Deja que adiós te diga con los ojos, ya que a decirlo nieganse mis labios! ¡La despedida es una cosa seria aun para un hombre, como yo, templado! Triste en el trance se nos hace, incluso del amor la más dulce y tierna prueba; frío se me antoja el beso de tu boca, floja tu mano, que la mía estrecha.

¡La caricia más leve, en otro tiempo furtiva y volandera, me encantaba! Era algo así cual la precoz violeta, que en marzo en los jardines arrancaba. Ya no más cortaré fragantes rosas para con ellas coronar tu frente. Frances, es primavera, pero otoño para mí, por desgracia, será siempre”

Un tema sobre lo doloroso que es dejar ir al ser que amamos y junto con él, los sentimientos que afloran ante una despedida. Al igual que la libertad, la muerte y el amor, el desamor es un tema recurrente en los poemas del romanticismo.

20. Rima IV (Gustavo Adolfo Bécquer)

“No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira; podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía. Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas, mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista, mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías, mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida, y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista, mientras la humanidad siempre avanzando no sepa a dónde camina, mientras haya un misterio para el hombre, ¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma, sin que los labios rían; mientras se llore, sin que el llanto acuda a nublar la pupila; mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan, mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran, mientras responda el labio suspirando al labio que suspira, mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas, mientras exista una mujer hermosa, ¡habrá poesía!”

Quizá uno de los poemas más conocidos del autor y de la propia época del romanticismo, este texto nos deja una vibrante fortaleza y certidumbre sobre la belleza de la poesía, su importancia y sobre todo su trascendencia.

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