¿Por qué estoy siempre enfadada? 5 motivos que lo explican

Enfadarse de vez en cuando es natural, pero ¿qué ocurre cuando ese malestar se instala en nuestras vidas?

Cuando sentimos este malestar continuamente debemos encontrar la causa.

Cuando percibimos que nuestros esquemas personales se rompen, de una u otra forma, el enfado surge como una reacción natural y perfectamente legítima. Sin embargo, si nos preguntamos “por qué estoy siempre enfadada”, es porque lo que pudo comenzar como algo manejable y capaz de normalizarse, ha llegado a instaurarse como una forma natural de funcionamiento en nuestra vida diaria.

Para todas aquellas que en algún momento os habéis hecho esta pregunta, tanto si es porque alguno de tus allegados te ha hecho algún comentario sobre tu actitud últimamente o porque tú misma te has dado cuenta de que estás más irascible de lo que es habitual para ti, te proponemos algunas posibles causas que puedan darte la respuesta que buscas.

¿Por qué estoy siempre enfadada?

Lee con atención estas cinco sugerencias por si en alguna de ellas pudiera esconderse la causa de tu constante enfado.

1. Inseguridades personales

Puede ser que detrás de tu semblante tenso y del incómodo malestar que percibes casi de forma continua, se encuentren tus inseguridades, tus miedos y todo un mundo de emociones un tanto revueltas que te pueden estar haciendo sentir vulnerable ante situaciones cotidianas.

Y ésta puede ser la razón que responda a tu cuestionamiento continuo “por qué estoy siempre enfadada”. Quizás hay momentos de lo más normales en que esa sensación de inferioridad te haga sentir incómoda, y percibir que son situaciones de lo más corrientes cuando tu reacción es desproporcionada, quizás tampoco te ayude a afrontarlo con normalidad.

Sé honesta contigo misma y detecta cuáles pueden ser tus temores ante aquellas ocasiones en las que vas acumulando incomodidad o resentimiento, y que se traducen en enfado contra el mundo. Darte cuenta de qué está fallando es un gran paso. Si para resolverlo necesitas algo de ayuda profesional, no dudes en pedirla; para eso están.

2. Asuntos sin resolver

La voz de nuestra conciencia no deja de susurrarnos ni en sueños, y si tenemos algún tema pendiente del que encargarnos y nos aferramos a la procrastinación, ese perpetuo hábito de posponer no nos dejará vivir una vida tranquila. El resultado de ese malestar que nos genera aparecería con forma de enfado recurrente, incluso cuando todo lo demás te va bien.

Si crees que la razón de estar siempre enfadada, en tu caso, se debe a no haberte encargado de un determinado asunto que tienes pendiente desde hace bastante tiempo, hazle caso a tu Pepito Grillo particular y ponte manos a la obra. Piensa que la paz interior que obtendrás valdrá muchísimo más que la pereza o el engorro que te impide cerrar ese tema de una vez.

La frustración nos puede llevar a un sentimiento de tedio constante.
La frustración nos puede llevar a un sentimiento de enfado constante. Fuente: Unsplash

3. Insatisfacción con la vida por referentes poco realistas

Hay personas que se construyen una idea de cómo deberían ser las cosas o su propia vida en base a unas expectativas muy alejadas de la realidad (a veces demasiado exigentes y bajo una mirada excesivamente perfeccionista). Por lo tanto les resulta muy complicado materializar su idea de lo que es su propio ideal, donde además se rigen por una valoración de “todo o nada” que no entiende de términos medios.

El problema derivado automáticamente de ello es la sensación constante de frustración, pues rara vez, este tipo de persona alcanza ese estado de perfección al que aspira sin que la propia realidad le devuelva a la normalidad.

La mejor forma de atender este problema que claramente te conducirá a un malestar permanente (incluso cuando tu vida sea algo realmente positivo) es convencerte de que aspirar a esos ideales tan poco realistas trae insatisfacción a tu vida, replantearlos bajo esa nueva óptica y, por otro lado, trabajarte ese perfeccionismo que boicotea tu felicidad.

4. Rechazo hacia ti misma

Y tú, ¿te aceptas tal y como eres? ¿Te sientes orgullosa de la manera en que te vas construyendo como persona? La duda o la respuesta negativa a estas preguntas podrían hablar de una de las razones por las que te preguntas "por qué estoy siempre enfadada", ya que aquellas personas que sienten algún tipo de rechazo hacia sí mismas suelen caracterizarse, entre otras cosas, por manifestar enfado de forma constante.

Puede ser una buena ocasión de ahondar en la raíz de tu auto-rechazo. Un ejercicio útil para esta ocasión sería imaginar que te encuentras contigo misma, pero con una versión de ti de 10 años atrás o incluso en tu propia infancia. ¿Qué te dirías? ¿Te darías algún tipo de recomendación o consejo para que las cosas fueran diferentes en el futuro?

De ser así, presta atención a tus propias respuestas, pues te darán la clave de aquello que debes trabajar para cambiar las cosas. Piensa que sí es posible cambiar las dinámicas de funcionamiento por mucho que lo veas complicado. El primer paso es aceptar tu necesidad de mejorar. A partir de ahí, todo es más sencillo si tienes un propósito firme.

Aceptar que detrás de ese enfado hay otro problema es el primer paso para cambiar.
Aceptar que detrás de ese enfado hay otro problema es el primer paso para cambiar. Fuente: Unsplash

5. Agotamiento por nadar contracorriente

Existen cierto tipo de personas que desde su infancia ya apuntan maneras y se mueven por la vida de una forma diferente al resto. Su forma de pensar quizás choca con el pensamiento general de la sociedad en la que vive y eso provoca que constantemente tenga que buscar las formas de proceder alternativas a las del resto de la gente para conseguir hacer su propio camino.

Con el paso del tiempo, este tipo de personas va acumulando la frustración inherente a vivir de forma tan compleja cada nueva situación, y llegado un momento, terminan manifestándola en forma de tedio permanentemente.

Si al leer esta posibilidad te has sentido identificada y este caso podría contestarte a tu pregunta de por qué estoy siempre enfadada, quizás sería el momento de plantearte cómo podrías gestionar tu mentalidad de forma que sigas siendo tú misma pero sin sentir tanto desgaste al actuar según tu propia forma.

En cualquier caso, recuerda este planteamiento, por si te puede ayudar: “Cuando tus actividades diarias estén de acuerdo con tus prioridades más altas, estarás alcanzando la paz interior.”

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