8 infalibles técnicas para evitar el estrés

Si no hacemos nada para combatirlo, el estrés puede acabar afectando nuestra salud. Pero con estas técnicas le pondremos remedio.

Pon en práctica estas técnicas para relajarte.

El estilo de vida que tenemos implantado no deja de acelerar el ritmo y con él también también nosotros. A las responsabilidades cotidianas que requieren nuestra atención se le suman cada vez más estímulos que tenemos a nuestro alcance cuando el tiempo del que disponemos es el mismo.

Probablemente más de una vez los nervios nos acaben pasando factura. Nada mejor para ello que contar con algunas técnicas para evitar el estrés.

8 técnicas poderosas para evitar el estrés

A continuación te comentamos algunas pautas efectivas para que los nervios y el estrés no condicionen tu bienestar:

1. Elimina el consumo de excitantes

Cuando la sensación de ansiedad resulta tan abrumadora que dificulta la capacidad de gestionar adecuadamente incluso las situaciones cotidianas, lo peor que podemos hacer es incrementar aún más nuestro nivel de nerviosismo. Es el momento de prestar atención a la cantidad de sustancias estimulantes o excitantes que consumimos a diario y evitarlas o, si resulta complicado, reducirlas a dosis mínimas.

Así encontramos café, té o bebidas de cola que contienen cafeína o teína. También para las más chocolateras, procurar no tomar demasiado chocolate con alto contenido en cacao (superior al 70%) durante esos días. Imprescindible dejar de lado las bebidas energéticas que son una auténtica bomba por la combinación de cafeína, cantidades ingentes de azúcar y taurina que contienen.

Y en lo que respecta a las fumadoras, advertirles que, a pesar de que la idea generalizada de que fumar les ayuda a relajarse, nada más lejos de la realidad; la nicotina tiene una alta capacidad excitante que solo conseguirá agravar su estado.

2. Lleva un diario para gestionar situaciones

Cuando el origen del nerviosismo se deba al hecho de estar atravesando una etapa complicada a nivel emocional, una buena técnica para evitar el estrés será contar con un pequeño cuaderno que llevar siempre en el bolso.

En él podremos volcar aquellas situaciones que nos toquen la fibra y, mediante la escritura, intentar canalizar ese malestar (y también un boli que funcione, no sea que querer escribir y no poder hacerlo sea la gota que colme el vaso y terminemos más desquiciadas).

Si no paras de dar vueltas a un mismo asunto que te tiene bastante preocupada y no puedes centrarte en otros temas que tienes que atender, tomar nota de la idea que te provoca esa inquietud y saber que cuando acabes lo que tienes que hacer podrás dedicarle un momento y toda tu atención, te será de gran ayuda por diversas razones:

  • Por un lado, impedir que tus preocupaciones boicoteen el poder ocuparte del resto de parcelas de tu vida.
  • Por otra parte, cuando tengas ese momento para sentir y reflexionar sobre aquello que está afectando a tu tranquilidad, mediante la escritura podrás interiorizar en tus emociones e indagar en busca de soluciones de una forma más clara.
  • Y además, conservar ese cuaderno pasado el tiempo te puede ayudar a conocerte mejor e incluso no olvidar lo que con todo ello hayas aprendido, ya que todo aquél que olvida su historia está condenado a repetirla.

3. Recurre a la respiración diafragmática

Estamos hartas de escuchar en medio de esas situaciones estresantes a ese alguien que parece venir a solucionarlo todo con unas palabras mágicas: “Respira hondo”. Y si bien, no se trata exactamente de llenarse los pulmones de aire y soltarlo sin más, algo de razón sí que tiene. La respiración diafragmática nos sirve como técnica de relajación, ya que es muy útil para disminuir los niveles de ansiedad cuando éstos se disparan.

Una vez entendida la manera correcta de hacerla resulta muy sencilla de practicar y se puede realizar en cualquier lugar sin que resulte especialmente llamativo. ¿Has observado alguna vez cómo respira un bebé cuando está durmiendo plácidamente boca arriba, mientras su barriguita se hincha y se deshincha a cada respiración? Pues ése sería el ejemplo perfecto de lo que es una respiración diafragmática.

Una forma muy ilustrativa de darnos cuenta de si lo estamos haciendo bien sería practicarlo en casa, tumbándonos en un lugar cómodo y tranquilo con ropa cómoda. Apoyaríamos la mano a la altura del ombligo y comenzaríamos a respirar intentando inflar y desinflar la parte baja del vientre. A cada nueva inspiración intentaríamos hacerla cada vez más lenta y profunda, así como también su expiración. Si lo estamos haciendo de forma adecuada, observaremos cómo nuestra mano sube y baja con suavidad.

Una vez hayamos pillado el truco, sólo tendremos que recurrir a él cuando lo necesitemos para recuperar la serenidad.

4. Cuidar la alimentación y el sueño

Si prestamos atención a nuestra forma de comportarnos cuando estamos muy nerviosos, parece que nos empeñemos en aumentar nuestro nivel de estrés. Y es que no nos damos ni cuenta de que empezamos a alterar los hábitos que nos ayudan a mantener nuestra salud.

En lo que a alimentación se refiere, o perdemos el apetito o nos da por comer de forma compulsiva aquellas cosas que nos pierden y que no son precisamente las más sanas; dulces cargados de azúcares, picoteo salado o productos muy ricos en grasa. Todo esto tiene que ver con las sensaciones que producen en nuestro cerebro, algo así como un “chute de bienestar” para cuando nos sentimos desbordadas.

Sabiendo que tenemos esa debilidad, lo ideal es anticiparnos a esos momentos y procurar llevar con nosotras algún tentempié sano (pero también apetecible) como la fruta, yogur con un poco de avena o unos frutos secos. El tema es no dejar que el estrés nos acabe provocando desequilibrios nutricionales que puedan llegar a agravar más el problema.

Y respecto al sueño, piensa en lo irritada, espesa y agotada que te sientes al día siguiente cuando has dormido poco. Pues imagínate cómo puede llegar a empeorar la situación si tus preocupaciones también invaden tus noches de forma recurrente. No pierdas de vista este hecho y procura dormir unas 7-8 horas diarias. Será clave para poder evitar el estrés.

5. Productos naturales

A veces podemos necesitar una pequeña ayuda extra para recuperar la serenidad perdida. Para esas ocasiones en que lo hayas probado todo y no consigas controlar el nerviosismo, puede sernos útil contar con algún remedio natural.

Contamos con algunas plantas con efecto relajante como la tila, la melisa, la flor de naranjo o azahar y la pasiflora, que pueden consumirse en infusión o de manera más concentrada en forma de extractos. Pueden utilizarse tanto durante el día como antes de ir a dormir.

La valeriana también es un gran remedio para los estados de estrés pero su uso debería ser exclusivamente diurno, porque paradójicamente puede producir dificultad para conciliar el sueño.

En aromaterapia contamos con los aceites esenciales de azahar, lavanda y camomila. Pueden utilizarse en difusores de esencia o diluidos en un aceite vegetal para aplicar sobre la piel. También pueden colocarse unas gotas en un pañuelo que llevar contigo durante el día o para poner junto a la almohada durante la noche.

En cualquier caso, hay que ser muy cautelosa con el uso de cualquiera de estos productos, porque el hecho de que sea natural no implica que sea inocuo. A ser posible, es recomendable dejarse asesorar por un profesional.

6. Haz deporte regularmente

Cuando te sientas desbordada y necesites canalizar ese malestar, cuenta con el ejercicio como aliado porque es una de las mejores técnicas para evitar el estrés.

Al hacerlo no solo generarás endorfinas que tu cuerpo y tu mente agradecerán enormemente, sino que también contarás con una forma de liberar el exceso de energía que te impide mantener un estado idóneo para gestionar tus ideas.

Puede ser útil, si puedes permitírtelo, salir a correr o a caminar a buen ritmo en los momentos de mayor tensión para ayudarte a descargarla. Pero lo que sí que resulta recomendable es incluir algún tipo de actividad deportiva en tu día a día.

7. Descubre el mindfulness

La popularidad del mindfulness no para de crecer, y se debe principalmente a la capacidad para poder adaptarse a diferentes contextos y situaciones.

A la hora de incluirlo entre nuestras técnicas para evitar el estrés, no solo se debe a que puede servir como una excelente técnica de relajación, sino porque también al trabajar en el concepto de la atención plena sirve para focalizar en el asunto del que te estés ocupando en ese momento.

Y teniendo en cuenta la relación que tiene el estrés con nuestra tendencia a centrarnos en asuntos pasados o futuros más que en los que nos atañen en el presente, utilizar las técnicas de mindfulness nos ayudará a evitar la ansiedad de las preocupaciones.

8. Apuesta por los ambientes positivos y la risa

Una de las mejores terapias para el estrés es el buen humor con el que ser capaz de relativizar los momentos de tensión, y nada como reírse con ganas para relajarse y sentirse mucho mejor.

Sin esperar que las cosas tengan que cambiar para que sean de nuestro agrado, siempre podemos contribuir desde nosotros mismos, con nuestra actitud y nuestras palabras, a crear un clima agradable en el que desarrollarnos, trabajar o relacionarnos.

Porque, no lo olvides; allí donde predomine lo positivo, el estrés lo tiene más difícil para instalarse.

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