Los 8 tipos de novelas (y sus características)

¿Eres más de fantasía o de ciencia ficción? ¿Conoces las diferencias entre thriller y misterio? Aquí seguro que encuentras un buen libro sin importar qué genero te guste más.

Tipos novelas

Leer incrementa la autoestima, disminuye el estrés y desarrolla la inteligencia. Además, digan lo que digan, perderse en la lectura de una buena novela, es uno de los placeres más honestos y duraderos que existen. Pero, ¿a qué llamamos novela?

¿Qué es una novela?

E.M. Forster la definió como una obra de ficción, escrita en prosa y de cierta extensión. Sin duda, una definición un tanto esquiva. Según el diccionario de la Real Academia Española, la novela es toda “obra literaria en prosa en que se narra una acción fingida en su totalidad o en parte”. Aquí deja un poco en el aire la diferencia entre novela y cuento, ya que este último también entraría en esta definición.

En resumen, diremos que la novela es un género narrativo en prosa y de ficción, que se diferencia del cuento, entre otras cosas, por su extensión. Los siguientes rasgos son fundamentales para que una obra literaria sea considerada una novela:

  • Debe ser escrita en prosa. El narrador puede poseer diferentes grados de conocimiento (distancia narrativa), puntos de vista (primera o tercera persona) o bien puede expresarse a través de cartas (novela epistolar), la clave está en que no está escrita en verso.

  • La extensión es importante. Se suele considerar que una obra es una novela cuando cuenta con más de 50.000 palabras. Aunque a medio camino encontramos la novela corta que se desarrolla entre las 30.000 y 50.000 palabras.

  • El contenido debe ser ficción. Existen novelas de semi ficción como la novela histórica, inspirada en personajes y hechos reales, pero un trabajo de no ficción no se considera novela. En resumen, no toda la ficción son novelas, pero todas las novelas son ficción.

Tipos de novela clasificadas por su género

El género significa un estilo concreto en el arte (música, pintura, literatura) y condiciona al autor en lo que escribe y cómo lo escribe. Los géneros marcan la pauta para los diferentes tipos de historias y cada uno tiene sus reglas a seguir. Por ejemplo: la extensión, el tipo de personajes, los escenarios, los temas, el punto de vista y la trama; el tono y la atmósfera creada por el autor también deben ajustarse a su género.

1. La novela fantástica

En estas historias el autor nos lleva por reinos imaginarios, conociendo mitos y experimentando conjuros mágicos. Con frecuencia están ambientadas en la edad media. La creación de mundos fantásticos nos abre la posibilidad de crear una metáfora del mundo real y del presente. Así, podemos sumergirnos en un mundo ficticio muy diferente del nuestro, mítico, legendario y maravilloso, donde tienen cabida la magia, las hadas, los dragones, los monstruos y todo tipo de seres sobrenaturales.

De este modo, los autores de literatura fantástica especulan sobre el género humano dando prioridad a la acción (con frecuencia de tipo épico) sobre la trama o la evolución de los personajes. Son claros ejemplos de este estilo: La trilogía de El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, las novelas de Harry Potter de J.K. Rowling, la saga Las crónicas de Narnia de C.S.Lewis y una obra más próxima como Crónicas de la Torre de Laura Gallego.

Novela fantástica

2. La novela de ciencia ficción

Como en el género fantástico, la ciencia ficción se basa en mundos imaginarios para plasmar la realidad y el presente, pero a diferencia de esta sus contenidos se nutren de hechos, teorías y principios científicos como base para crear escenarios, tramas, personajes o argumentos. Por esa razón, aunque las historias que cuentan este tipo de novelas son imaginarias, acostumbran a ser posibles desde un punto de vista científico o, al menos, plausibles. Este tipo de novelas empezó a emerger a finales del siglo XIX, cuando empezó el auge de la tecnología y la incorporación de nuevos descubrimientos a la vida cotidiana como la electricidad, la exploración del espacio, avances médicos y la revolución industrial.

Dentro de este género podemos distinguir entre dos tipos diferentes de novelas: las utópicas, que buscan describir una sociedad perfecta, como Utopía de Tomas More, y las distópicas, que nos avisan sobre un posible futuro apocalíptico sobre la base analizar de forma crítica la sociedad del momento en que se escribe; claros ejemplos son: Un mundo feliz de Huxley, 1984 de George Orwell o Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Otros ejemplos más actuales son: Hyperion de Dan Simmons o El juego de Ender de Orson Scott Card.

Novela ciencia ficción

3. La novela de terror

Reciben esta denominación porque se centran en crear sensaciones de miedo o terror en el lector. Con frecuencia, los autores de este tipo de relatos consigue su propósito recreándose en el uso de elementos de horror sobrenatural o gore, aunque no son imprescindibles; últimamente proliferan las historias de miedo con la etiqueta de terror psicològico, donde el autor nos muestra los temores más ocultos del protagonista.

Tienen su origen en las novelas góticas del siglo XIX; tienen algún punto en común con la novela fantástica, de ciencia ficción o policiaca, pero el género de terror requiere profundizar más en el aspecto psicològico de los personajes, crear tensión en el momento adecuado, escenas que rebosen tensión, y dejar en suspenso situaciones donde lo que no se ha dicho puede resultar más inquietante que lo mostrado.

Buenos ejemplos de este tipo de novela son: Otra vuelta de rosca de Henry James, Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary Shelley y El traje del muerto de Joe Hill.

Novela terror

4. La novela policíaca o detectivesca y la novela negra

En la novela policíaca encontramos tramas dominadas por la acción, donde hay un crimen por resolver que envuelve al protagonista, por lo general un policía o detective y suelen centrarse en pruebas forenses y recopilación de pruebas, interrogatorios a sospechosos que conducen a una resolución inesperada y sorprendente.

Ejemplos clásicos de este género son: las historias escritas por Sir Arthur Conan doyle (cincuenta y seis relatos), protagonizadas por Sherlock Holmes, como: El perro de Baskerville; El nombre de la Rosa de Umberto Eco, aunque centrada en un marco histórico, también cuenta con un detective un tanto atípico. Claros ejemplos son también las novelas de Agatha Christie y Ellery Queen.

Entre las novelas policíacas se encuentra el subgénero de la novela negra, donde la resolución del crimen o misterio pasan a un segundo plano para centrarse en temas de tipo más social. El nivel de violencia suele ser más intenso en este tipo de literatura, la protagonizan personajes más decadentes y oscuros, dominados por las debilidades humanas. La atmósfera acostumbra a ser asfixiante, con poderes corruptos, no se puede confiar en la justicia y la ética se muestra deteriorada.

Autores esenciales en este género son: Dashiel Hammet, autor de El Halcón Maltés; Raymon Chandler, cuyas novelas protagoniza el detective Philip Marlowe, como El sueño eterno; y Patricia Highsmith, autora de las novelas protagonizadas por el asesino Tom Ripley. Más cercanos, también representantes de la novela negra encontramos a Andra Camilleri o Manuel Vázquez Montalbán.

Novela negra

5. La novela de aventuras

Dominada por la acción, la novela de aventuras nos lleva de viaje sin tener que mover más músculos que los que se necesitan para leer: exploraciones, supervivencia, búsquedas, secuestros, regresos, peligros, enfrentamientos... La tensión es constante y el protagonista está expuesto a un constante peligro de muerte, el ritmo es trepidante y el lector solo encuentra reposo al pasar el clímax y llegar a la resolución.

Algunos ejemplos son: Robinson Crusoe de Daniel Da Foe, Los viajes de Gulliver de Johnatan Swift o las seis novelas de la saga Las aventuras del Capitán Alatriste, escrita por Arturo Pérez-Reverte.

Novela aventuras

6. La novela histórica

Aunque sus protagonistas, escenarios y época en que se desarrollan sus tramas existieron realmente, en este tipo de novelas el autor hace un pacto de ficción con el lector, que deberà permitir una cierta libertad argumental, asumiendo al mismo tiempo un compromiso con la historia, añadiendo personajes ficticios o acontecimientos compatibles, sin faltar a la realidad de los hechos.

Este tipo de narraciones requieren un trabajo de documentación previo a la redacción de la novela, con el fin de plasmar con la mayor fidelidad posible, no solo los hechos históricos, sino también los aspectos relativos a la vida cotidiana, en pro de la verosimilitud y la atmósfera: costumbres, vestidos, transportes, mobiliario…

Algunos ejemplos de este género son: Ben-Hur de Lewis Wallace o Sinuhé el egipcio de Mika Waltari, que recrean la Antigüedad; Juana de Arco de Mark Twain, Ivanhoe de walter Scott, que recrean la Edad Media; La joven de la perla de Tracy Chevalier o Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, que transcurren en la Edad Moderna; El general en su laberinto de Gabriel García Márquez recrea el siglo XIX y La fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa, el pasado siglo XX.

Novela histórica

7. La novela romántica

Las novelas románticas actuales conservan algunas cosas en común con los antiguos “romances”: la idea del amor romántico como objetivo final, conflictos que dificultan el amor de los protagonistas y una gran intensidad emocional. En nuestros días, sin embargo, se centran más en contar una historia de amor romántico y/o sexual entre los personajes. Suelen presentar un final feliz y optimista.

A lo largo del siglo XIX el género romántico encontró buenos representantes en las figuras de Jane Austen, autora de Orgullo y prejuicio, entre otras; Emily Brontë con Cumbres borrascosas, y Charlotte Brontë con Jane Eyre.

Actualmente, las novelas chick-lit son consideradas el ejemplo con más auge del género romántico. Ambientadas habitualmente en entornos urbanos y protagonizadas por mujeres jóvenes, solteras, independientes, trabajadoras, luchadoras, casi siempre estresadas y, sobre todo, deseosas de encontrar el amor de su vida; son frescas, irreverentes y huyen de los tabús.

Son claros ejemplos: El diario de Bridget Jones de Helen Fielding y Sexo en Nueva York de Candace Bushnell, las dos adaptadas al cine y la televisión.

Novela romántica

8. La novela erótica

La novela erótica resalta el potencial del deseo, las formas de la sexualidad y el derecho al placer; se nutre de la transgresión moral, la irreverencia, la liberación de prejuicios y tabúes; provoca y excita la sensualidad creando una metáfora del amor.

Hablamos de erotismo, no de pornografia, por lo tanto, se trata de seducir sin mostrar, de despertar la imaginación y contar las pasiones ocultas del ser humano de la forma más elegante. Buenos ejemplos de este tipo de literatura son: Fanny Hill de John Cleland, Lolita de Nabokov y, más recientes, Las edades de Lulú de Almudena Grandes y La vida sexual de Catherine Millet, de la misma Catherine Millet.

Novela erótica

En esta ocasión os hemos presentado los principales tipos de novelas clasificadas por su género, aunque existen infinidad de posibilidades y subgéneros que trataremos en otra ocasión.

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