Los 4 tipos de divorcio (y sus causas más comunes)

En algunos países europeos, más del 50% de los matrimonios terminan divorciándose. En base a estas cifras, es interesante conocer las modalidades de este proceso administrativo.

Tipos divorcio

El amor se define como un sentimiento que representa la afinidad entre seres, es decir, una corriente emocional relacionada con el afecto y el apego que resulta de una serie de actitudes, emociones y experiencias entre dos o más entes vivos. El amor es subjetivo y de cada uno, pero los seres humanos seguimos una serie de patrones bioquímicos comunes que se traducen en ciertas emociones y comportamientos relacionados con esta temática.

Curiosamente, estudios han demostrado que las bases fisiológicas sobre las que se asienta la atracción pura (“las mariposas en el estómago”) desaparecen a los 2-3 años de emparejamiento, con un máximo de 7 años de duración. Sin duda, el amor no es simplemente un conjunto de neurotransmisores y, por tanto, hay parejas que viven felices y se aman por toda una vida, aunque la parte más “primal” del sentimiento disminuya con el tiempo.

Quizá por esta senescencia sentimental o por cuestiones sociales y culturales, el divorcio a día de hoy es un evento extremadamente común. Sin ir más lejos, en Estados Unidos se divorciaron más de 827.000 parejas durante el año 2018. La cosa no pinta mucho mejor en Europa: en Portugal hasta el 72 % de los matrimonios terminan en divorcio, mientras que en Alemania la cifra ronda un 40-45 %.

Estas cifras no indican nada malo por sí solas: todo ser humano es libre y, como tal, puede decidir con quién pasar y no pasar sus días. El divorcio no es un proceso placentero para nadie, pero tampoco debe concebirse como un tabú o una sentencia: el entendimiento es tan natural como el desacuerdo. En base a esta premisa, hoy te mostramos los 4 tipos de divorcio y sus características.

¿Qué es el divorcio?

El divorcio se puede definir como la disolución de un matrimonio, es decir, un proceso que tiene como intención poner fin a una unión conyugal. Si buscamos una explicación más democrática y legislativa del término, la enciclopedia jurídica nos otorga la siguiente: “es la causa de disolución del matrimonio caracterizada por la ruptura del vínculo conyugal en virtud de una decisión judicial, ya sea a petición conjunta de ambos cónyuges o de uno solo, atendiendo a los requisitos establecidos en la ley”.

Curiosamente, en España, desde el año 2005 (Ley 13/2005, 1 de julio) ya no es necesario que exista una causa de divorcio concreta para la separación, siendo suficiente con que hayan pasado 3 meses desde la celebración del matrimonio para poder ponerlo en marcha. De todas formas, también se concibe que la unión matrimonial se rompa de forma legal antes de este intervalo temporal, sobre todo en casos en los que la salud y seguridad de uno de los cónyuges (o de los hijos) se vea comprometida.

Estas modificaciones legislativas han abierto una nueva puerta al concepto de “divorcio express”, pues se suprime la obligación de que ambos cónyuges estén separados, se facilita la custodia compartida de los niños y se permite que el proceso se realice de forma ágil y sencilla.

¿Cuáles son los tipos de divorcio?

Hablar de los tipos de divorcio es una cuestión relativamente compleja, pues cada país y región es un mundo propio a nivel legislativo. Por ello, tratamos de abarcar una serie de términos aplicables a casi todos los lugares, más a nivel contextual y explicativo que legal. Si quieres divorciarte o estás en medio del proceso, siempre te recomendamos que acudas a un profesional en materia legal de tu país. Una vez realizada esta distinción, nos ponemos a ello.

1. Divorcio de mutuo acuerdo

Es un proceso relativamente rápido, sencillo y económico. Debido a la conformidad de ambas partes con la situación, el proceso judicial es sencillo y, por tanto, basta con la presentación de la demanda (y del convenio) y su posterior ratificación en el Juzgado por ambos cónyuges.

Aunque ambos participantes deban presentar el divorcio al Juzgado por escrito, no tiene por qué hacerse a la vez en un mismo intervalo temporal. De todas formas, para que el procedimiento pueda tener lugar, deben cumplirse los siguientes requisitos:

  • Que hayan pasado 3 meses o más desde que se contrajo el matrimonio (salvo excepciones previamente citadas).
  • Que ambos participantes dejen en constancia de su desvinculación matrimonial en el convenio regulador existente. Este documento legal debe ser ratificado por un juez.
  • Que se redacte un convenio regulador donde se especifiquen todos los parámetros relacionados con la ruptura: partición de bienes, custodia de los hijos y más.

Recordamos que, para que este procedimiento pueda llevarse a cabo, ambos cónyuges deben ratificarlo. Además, la demanda de divorcio debe ir acompañada del convenio regulador pertinente donde se fijen las condiciones establecidas (regímenes de Custodia, convivencia y pensión de los hijos, por ejemplo),un certificado del previo matrimonio y certificados de nacimiento de la descendencia, en caso de que la haya.

Divorcio mutuo acuerdo

2. Divorcio administrativo

Es muy similar al divorcio de mutuo acuerdo clásico, pero en esta ocasión no se debe pasar por un procedimiento judicial para llevarlo a cabo. Este tipo de separación es muy rápida y conveniente, pues basta con acudir al registro civil donde se realizó la unión matrimonial para disolverla. De todas formas, solo se puede acudir a esta vía legislativa con las siguientes condiciones:

  • Que los cónyuges sean mayores de edad (obviamente).
  • Que hayan liquidado la sociedad conyugal en su caso. Esto significa, a grandes rasgos, poner fin a la relación económica del matrimonio.
  • Que la mujer no esté embarazada y que no existan hijos en común. Si se trata del último caso, estos deben ser, al menos, mayores de edad.
  • Que ni los hijos o ninguno de los cónyuges requieran una pensión alimenticia.

En algunos países, se requiere que, además, los cónyuges lleven un año entero casados como mínimo antes de comenzar este proceso. Como puedes ver, no todos los matrimonios cumplen esta serie de demandantes requisitos.

3. Divorcio contencioso

Se da cuando solo uno de los dos cónyuges quiere divorciarse. Aquí las cosas se ponen feas a nivel legislativo y emocional, pues el que desea separarse debe presentar una demanda contenciosa vía judicial a su antiguo compañero.

Al no haber acuerdo mutuo entre ambas partes, no es posible contar con un convenio regulador, como sí que sucede en el divorcio de mutuo acuerdo. Así pues, será tarea de un juez dictaminar los detalles de la situación en la que queda el cónyuge. A menos que el demandante se desista de la demanda emitida, el juez declarará la disolución del matrimonio (aunque el demandado no quiera) y encontrará al mismo como culpable de dar pie a dicho divorcio.

Dicho de otra forma: como una de las dos personas es demandada y pierde, además de producirse el divorcio, el cónyuge demandado debe pagar en favor del otro los gastos y costas judiciales, así como recibir la imposición de las penas que marquen las leyes del estado correspondiente según sea el caso. Es un proceso mucho más lento y costoso que los previamente citados, pues al fin y al cabo una mitad del matrimonio se está oponiendo claramente a su disolución.

Divorcio contencioso

4. Divorcio incausado

Es una reforma de la ley del divorcio que permite la disolución del matrimonio sin necesidad de que exista una causa concreta, tal y como hemos citado anteriormente. También se conoce como “divorcio exprés”, pues, en este caso, no hace falta argumentar motivos para la ruptura y solo una de las partes debe estar de acuerdo con dicha separación.

Resumen

Como habrás podido comprobar, en muchos países separarse ya no es tan difícil como antes. Sin ir más lejos, a veces no hace falta una causa y ni siquiera pasar por los juzgados, dependiendo de “cuánto” esté en juego al romper el vínculo matrimonial (hijos, bienes materiales, pensiones,etc). Los divorcios exprés están a la orden del día por ese mismo motivo: se trata de un proceso poco agradable para ambas partes y, por tanto, en muchos casos es el interés de ambos cónyuges el agilizarlo lo máximo posible.

Sin duda, la cara más fea del divorcio es mostrada por la variante contenciosa. En este caso, se trata de una auténtica batalla legal, donde una de las partes se opone activamente al fin del matrimonio y debe ser demandada (de forma literal). Es aquí cuando las cosas suelen ponerse feas a nivel emocional para todos los involucrados, tanto padres como hijos.

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