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En los últimos años, especialmente tras la pandemia de COVID-19 que hemos sufrido, la conciencia respecto a la importancia que tiene la salud mental ha crecido notablemente. Por desgracia, la población ha sufrido las secuelas de la nueva normalidad que nos ha tocado vivir y el sistema de salud no se encuentra, ni de lejos, preparado para abordar semejante demanda.
Esto se debe a que la salud mental lleva siendo un asunto pendiente desde hace décadas, y es ahora cuando parece que esta comienza a recibir el protagonismo que merece. Si bien el proceso es lento y progresivo, es un buen primer paso que las personas comiencen a naturalizar los problemas de salud mental y, sobre todo, el recibir ayuda por parte de profesionales.
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El estigma de la salud mental
Aunque ir a terapia y visitar al psicólogo/psiquiatra está mucho más normalizado que hace décadas, continúa existiendo cierto recelo ante esta cuestión y son muchos los que, sufriendo importantes problemas psicológicos, no piden la ayuda que tanto necesitan. Sin embargo, una parte importante de este rechazo proviene del desconocimiento, pues la psicología y la psicoterapia han estado siempre empañadas por numerosos falsos mitos.
Muchas de estas creencias erróneas han sido asumidas como ciertas en la población general, lo que ha perjudicado notablemente su imagen. Aunque la propia disciplina ha salido dañada por estas ideas, quienes más perjudicados han resultado son aquellos individuos que, desde la ignorancia, han descartado acudir a un profesional por temor a que estos mitos fuesen ciertos.
Sufrir un problema psicológico y no recibir atención profesional puede llevar a importantes consecuencias, empeorando la situación con el paso del tiempo y llegando a aparecer otras dificultades añadidas e incluso un trastorno psicológico crónico. Un problema de salud mental merma el funcionamiento de la persona en su vida diaria y afecta a todos los planos de su vida. En los casos más graves, una salud mental dañada sin tratamiento profesional puede terminar con la vida de la persona, pues por desgracia los suicidios son una dolorosa realidad mucho más frecuente de lo que hasta ahora se ha creído.
En este artículo trataremos de recopilar los mitos más extendidos en torno a la psicoterapia y vamos a rebatir cada uno de ellos. Si tu también estás atravesando un momento difícil y crees que puedes necesitar ayuda profesional, continúa leyendo y descubre cómo muchas preconcepciones que has aprendido sobre la psicología son falsas.
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¿Qué mitos sobre el mundo de la Psicología deben desmontarse?
Como venimos diciendo, la psicología no ha tenido la mejor imagen en la población general, pues está rodeada por numerosas creencias erróneas. Vamos a desmentir las más frecuentes.
1. Al psicólogo van los “locos” o los “débiles”
¿Quién no ha oído alguna vez estas afirmaciones? Acudir a un profesional de salud mental siempre se ha asociado con la debilidad y con la locura. Esto no es, en ningún caso, cierto. En primer lugar, no existe un fenómeno reconocido en la ciencia con el nombre de “locura”.
Los que tradicionalmente han sido tachados como “locos” han sido personas con trastornos mentales hoy bien conocidos, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar. Afortunadamente, hoy en día estos problemas psiquiátricos pueden ser abordados para lograr que la persona tenga una vida lo más normalizada posible.
En estos casos el tratamiento de elección es farmacológico, aunque el papel del psicólogo es interesante a la hora de mantener la adherencia a dicho tratamiento, apoyar a la familia y brindar pautas de manejo y diferentes habilidades para la vida cotidiana. Ir al psicólogo tampoco es cosa de “débiles”. Pedir ayuda a un profesional no te hace más débil. Por el contrario, te puede volver más fuerte, pues la psicoterapia podrá ayudarte a resolver el problema psicológico que sufres, lograrás una buena salud mental y adquirirás estrategias para manejar las situaciones que se te presentan.
Además, aprenderás a conocerte mucho mejor y te sentirás arropado y escuchado en un entorno calmado y sin juicios. En definitiva, tu calidad de vida en su conjunto mejorará. Acudir al psicólogo es, al contrario de lo que se suele pensar, un paso difícil de dar, pues reconocer que algo no va bien y tomar las medidas para cambiarlo requiere una gran fortaleza.
2. El psicólogo hace lo mismo que un amigo, pero pagando
Otra de las creencias erróneas que se asocian con la psicoterapia es la que defiende que el psicólogo se limita a escuchar los problemas de sus pacientes, tal y como lo haría un buen amigo.
Esta afirmación es realmente injusta para los profesionales de la psicología, que se forman durante años para adquirir un gran conocimiento sobre la conducta humana y las herramientas de trabajo que pueden utilizar como profesionales. Acudir a terapia no consiste en ir a una consulta a desahogarse y ya está. Aunque hay fases en las que el paciente habla y se expresa, desde luego en la terapia suceden muchas más cosas.
El psicólogo podrá, de acuerdo a la información que recaba, determinar qué variables pueden estar originando y manteniendo el problema. Una vez que estas se han identificado, intervendrá para modificarlas con diferentes tipos de técnicas, resolviendo así el problema que aqueja a la persona y mejorando su bienestar y calidad de vida.
3. No quiero que nadie me de consejos
Esta es otra de las creencias más arraigadas en relación con la figura del psicólogo. No, un psicólogo nunca te dirá que es mejor para tí ni cómo debes actuar. Por el contrario, te dará herramientas para tomar decisiones, te ayudará a reflexionar acerca de las cuestiones que tienes que abordar, lo que quieres conseguir, lo que necesitas, etc. Utilizando una metáfora sencilla, podríamos decir que el psicólogo nunca construirá la casa que quieres, sino que te dará las herramientas y materiales que necesitas para hacerlo y te acompañará en todo ese proceso de construcción hasta que la casa, por fin, esté terminada.
4. Me da miedo lo que el psicólogo piense de mi
Uno de los obstáculos que más frenan a las personas a la hora de acudir a terapia es el temor a ser juzgados por el psicólogo. Lo cierto es que una de las características de la psicoterapia es que esta constituye un espacio en el que la persona puede abrirse sin juicios, ya que el psicólogo adoptará una postura neutra en la que en ningún momento se pronunciará acerca de cómo su paciente debe vivir su vida. Una de las muchas razones por las que ir a terapia es de ayuda para las personas es debido a que en este espacio encuentran, por primera vez en su vida, un lugar en el que ser ellos mismos sin filtros, sin “deberías” y sin etiquetas.
5. El psicólogo solo habla
Aunque habrá momentos en los que, por supuesto, el psicólogo hable, lo cierto es que no lo hace en vacío. Como profesional, sus palabras se basan en todo un modelo científico que trata de comprender y explicar los trastornos psicológicos. Por tanto, hablar en el marco de una terapia no es comparable a una conversación estándar, pues el profesional habla con el objetivo de ayudar al paciente que ha acudido a él y no solo para rellenar el silencio.
6. No creo en los psicólogos
La psicología es una ciencia, y como tal no da cabida a cuestiones relacionadas con la fe. Esta disciplina parte de una base científica gracias a las numerosas investigaciones que se han llevado a cabo desde sus orígenes, por lo que sus postulados no dan cabida a creencias sobre su veracidad o no. El método científico es el único que delimita qué es certero en la psicología, no teniendo esto ninguna relación con las opiniones subjetivas e individuales.
7. La terapia psicológica requiere mucho tiempo
Lo cierto es que hay distintos tipos de terapias y distintos tipos de situaciones dependiendo de cada persona. La duración del proceso terapéutico variará en cada caso, aunque por supuesto siempre se intenta obtener la mayor eficiencia para lograr los resultados esperados en el menor número de sesiones posible. Ningún buen profesional alargará la terapia más de lo necesario.
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8. Los psicólogos dan pastillas para resolver el problema
Aunque hay muchos que piensan que esta afirmación es cierta, en realidad los psicólogos no pueden recetar medicamentos de ningún tipo, ya que esto es competencia de los médicos. Los compañeros que desde la medicina también trabajan con la salud mental de las personas son los psiquiatras. Aunque ellos sí pueden pautar psicofármacos, lo cierto es que su labor tampoco queda reducida a esto, pues cuentan con otras herramientas para trabajar con sus pacientes.
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9. La psicoterapia busca el problema en el paciente
La psicoterapia no parte de la idea de que hay algún defecto o problema en el paciente. A veces, el malestar que este presenta ni siquiera encaja en un cuadro diagnóstico concreto, pues la salud mental es mucho más amplia que un manual de categorías estancas.
Ni siquiera cuando hay un diagnóstico oficial se asume que todo lo que ocurre pueda justificarse en base a este, pues a veces la mirada del profesional debe ser más amplia. El psicólogo suele explorar el círculo cercano del paciente, sus relaciones, su familia, etc, pues muchas veces una parte importante del problema por el que acude ha tenido sus raíces en dinámicas interpersonales problemáticas o dañinas.
10. Todos tenemos que ir al psicólogo
Hay algunas personas que, a raíz de sus buenas experiencias con los profesionales de salud mental, han comenzado a pregonar que todos deben ir al psicólogo. Sin embargo, ir al psicólogo no es un pasatiempo, es una necesidad. Por tanto, debe acudir aquel que no se sienta bien y necesite ayuda para poder recuperarse y continuar con su vida de forma saludable.
