Los 10 pueblos más bonitos para descubrir en Galicia

Desde pueblos marineros a otros rodeados de montañas, Galicia esconde miles de rincones mágicos rodeados de la naturaleza más pura. Veámoslos.

Pueblos bonitos descubrir Galicia

Dicen que Galicia es un mundo y que cada zona es un lugar único para descubrir. Esta húmeda comunidad del nordeste de España cobija una gran variedad de paisajes y su patrimonio cultural es de valor incalculable.

Bañada por el océano Atlántico y por el mar Cantábrico, el verde intenso es el color que define sus frondosos valles. Sus acantilados poseen la habilidad de dejar a más de uno asombrado por la belleza que brinda el océano en su estado más salvaje.

Su capital, Santiago de Compostela, pone fin a la famosa ruta de peregrinaje Camino de Santiago pero este no es el único lugar de culto, pues las edificaciones religiosas se reparten por todo el territorio.

Una buena manera de conocer esta región es visitando sus pueblecillos, pues en ellos descubrirás la Galicia más auténtica. ¿Te animas a descubrir qué preciosos lugares esconde este místico territorio?

Los 10 pueblos con más encanto de Galicia

Si bien Galicia posee una infinidad de pueblos preciosos y nombrarlos todos nos exigiría escribir un artículo tan largo como la Biblia, hoy te mostramos algunos de los pueblos más bonitos de esta región.

1. Baiona

Situado en la provincia de Pontevedra, Baiona es un pueblo muy señorial conocido por ser el primer puerto donde se anunció la vuelta de Colón de América, acontecimiento que, a pesar de los horribles crímenes que hay detrás, ha marcado parte de su historia y sus fiesta populares. Resulta curioso que los primeros en conocer la noticia no fueron los reyes ni grandes nobles, sino los vecinos de esta pequeña villa gallega. De ahí procede su famosa Festa da Arribada que se celebra cada marzo.

Dicen que Baiona lo tiene todo: mar, montaña y mucha historia. Turístico y marinero a la vez, sus habitantes disfrutan de un clima con suaves temperaturas durante todo el año. El municipio está formado por ni más ni menos que cinco parroquias y tiene una gran fortaleza: el Castillo de Monterreal, el cual posee una muralla de 3 kilómetros. Además, su casco histórico fue declarado de Interés Histórico-Artístico.

Baiona

2. Redes

En un rinconcito de la coruñesa ría de Ares, abrazado a un mar calmo que no parece el fiero Atlántico, está Redes, un diminuto pueblo de marineros como los que ya casi no quedan. Como si de “la Venecia gallega” se tratase, sus vecinos pueden tocar el agua de la ría desde las ventanas de sus casas o embarcarse nada más cruzar el umbral de la puerta.

Además de poseer un animado puerto y una playa encantadora, muchas de sus casas están pintadas de vívidos colores convirtiendo la villa en un pintoresco lugar. No es de extrañar pues, que algunos directores de cine, asombrados por su encanto, la hayan usado como escenario para rodar algunas películas y series de televisión. Fue el famoso Pedro Almodóvar quien dio a conocer la belleza de este pueblo en dos de sus películas.

Redes

3. Cariño

Situado en la vertiente más septentrional de la provincia de A Coruña, en uno de los puntos más al norte de Galicia, se encuentra Cariño, un pueblo de costa situado a unos 600 metros de altitud sobre el mar. La leyenda cuenta que la Señora do Castro, enterró aquí a la más hermosas de sus hijas y al marchar de la zona con el rey celta, se despidió de la tierra con un “adiós, Cariño”. Parece que de aquí surgió el particular nombre de la villa.

Al lado del municipio, situado a solo 3 kilómetros, se encuentra Cabo Ortegal, con unos acantilados de unos 300 metros de altitud. Este cuenta con la Punta Gallada, conocida por ser el verdadero kilómetro 0, donde el Océano Atlántico y el Mar Cantábrico se unen. Es una zona muy apreciada por los geólogos, puesto que posee formaciones rocosas de gran interés. Dicen que en este lugar se recogen los mejores percebes de Galicia, siempre batidos por el abrupto mar y recogidos por las manos expertas de los percebeiros.

Cariño

4. Malpica de Bergantiños

El pueblo de Malpica se encuentra en la provincia de A Coruña y en sus costas destacan las pequeñas Islas Sisargas, un refugio natural de aves marinas como gaviotas y cormoranes, custodiada por un pequeño faro, que, si actualmente es automático, en él se han forjado muchas generaciones de fareros.

Siendo un municipio muy completo donde el aburrimiento no ocupa lugar, ofrece la posibilidad de bucear, disfrutar de sus maravillas gastronómicas, visitar sus numerosas playas y hacer caminatas por su paseo marítimo. Es conocido por su famosa cerámica artesanal y sus atardeceres son mágicos.

Si bien en Galicia hay numerosos dólmenes, uno de los más grandes se encuentra en esta villa. Llamado Pedra da Arca, es un monumento funerario donde las voces populares cuentan que la mujer que lo erigió, cargaba las piezas en su cabeza a la vez que hilaba y amamantaba su hijo.

Malpica Bergantiños

5. Parada de Sil

Parada de Sil es un pequeño pueblo rural de la provincia de Ourense enclavado en el corazón de la Ribeira Sacra. Con una población de solo 600 habitantes, fue declarado municipio de interés turístico en 2015 y cuenta con un importante patrimonio histórico y paisajístico.

Conocida por ser una zona productora de castañas de calidad, antiguamente estas se dejaban secar en los mismo bosques donde eran recolectadas, en secaderos de piedra que aún se pueden contemplar si uno pasea entre los castaños. También se produce vino de alta calidad con su propia denominación de origen.

Si te apasiona el arte románico, no olvides hacer una parada en parada en Parada, pues en él encontrarás una verdadera joya arquitectónica del siglo X: el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil. Además, este pueblo posee las necrópolis de San Victor, una de las mayores necrópolis excavadas y conocidas de toda Galicia.

Parada Sil

6. Combarro

Muy cerca de la ciudad de Pontevedra se encuentra Combarro, un pueblo precioso a las orillas del mar repleto de callejuelos empedrados donde perderse. Es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura gallega.

En su centro histórico se encuentran muestras de uno de los monumentos gallegos por excelencia: los cruceiros. Estos son cruces de piedra con elementos religiosos elevadas sobre gradas o escalones, que si bien la cultura popular cuenta que se colocaban para proteger los caminos y sus encrucijadas, los antropólogos explican que se colocaban en lugares de antiguo culto paleocristiano para cristianizarlos.

Pero por si algo es famoso Combarro, es por sus decenas de hórreos (nada más ni nada menos que 60) repartidos por el casco histórico. También nombrados palleiros, son una construcción típica gallega donde los agricultores guardan en alto sus cosechas para protegerlas de los roedores y otros animales. Entre todos ellos, destacan los 30 hórreos colocados en línea en la orilla del mar que hacen que la fachada marítima del pueblo sea inconfundible.

Combarro

7. San Andrés de Teixido

Incrustado en medio de acantilados que miran al majestuoso Atlántico, se encuentra San Andrés de Teixido, una pequeña aldea coruñesa donde conviven creencias cristianas y paganas. Alzado a 140 metros sobre el mar, solo cuenta con una cincuentena de vecinos y lo arropan acantilados que superan los 600 metros.

Es un lugar con un misticismo único en Galicia y repleto de leyendas. De hecho, es un lugar de peregrinación obligada y cuenta con el Santuario de San Andrés, que después de la catedral de Santiago de Compostela, se considera la segunda “Meca de los Gallegos”. Dice la dicha que “A San Andrés de Teixido vai de morto quen non foi de vivo” lo que quiere decir que quien no vaya al santuario de San Andrés de Teixido en vivo, lo tendrá de hacer en otra vida reencarnado en un insecto o en un lagarto, sapo o culebra.

Una vez allí, se tienen que respetar varias tradiciones. La primera es comprar una figurita de pan en algunas de las tiendas de souvenirs religiosos para luego entrar en la ermita y rogar la bendición de San Andrés. Después, se tiene que ir a la fuente del Santo donde, dicen, hay de beber de cada uno de sus tres chorros sin apoyar las manos y, a continuación arrojar una miga de pan en sus aguas. Si flota, dicen que los deseos se cumplirán, pero, si por el contrario se hunde, dicen que uno tiene que volverlo a intentar un año más tarde.

San Andrés Teixido

8. O Grove

O Grove es conocido por ser "el Caribe gallego", pues sus playas son de arena fina y de aguas cristalinas. Situado en Pontevedra, es un pueblo con microclima propio que se escapa de la lluvia gallega y donde luce el sol.

Una de sus playas, La Lanzada, está considerada una de las más bonitas de toda la región y está muy concurrida por los amantes de los deportes acuáticos ya que las corrientes de aire son idóneas para la práctica de windsurf o kitesurf.

Y eso no es todo, O Grove alberga la Isla de La Toja, una pequeña isla muy famosa por sus aguas termales medicinales. Asimismo, tiene una original capilla totalmente cubierta de conchas de vieira.

O Grove

9. Pazos de Arenteiro

La provincia de Ourense esconde pequeños pueblos con encanto y Plazos de Arenteiro es un buen ejemplo de ello. Su esencia proviene de la gran nobleza y del vino y de los buscadores de plata.

Posee una larga tradición vinícola que, lejos de las grandes bodegas, se practica en muchas casas para producir vino para el propio consumo. El origen de su topónimo surge de sus residencias señoriales, los pazos, los cuales abundan en este lugar y que ha hecho que sus calles formen parte de la Declaración de Conjunto Histórico de Cascos Urbanos.

Además se encuentra en un entorno natural único, en la confluencia de los ríos Avia y Arenteiro. Este último antes arrastraba arenas de plata en sus aguas, lo que ocasionó que el lugar se convirtiera en un asentamiento de plateros.

Pazos Arenteiro

10. O Cebreiro

Ubicado en la provincia de Lugo, es uno de los lugares de paso del Camino de Santiago Francés desde hace muchos siglos. Dicen que es uno de los pueblos más bonitos de Galicia y que su encanto radica en que ha permanecido prácticamente impasible al paso del tiempo.

El principal monumento de la villa, es la Iglesia de Santa María la Real de estilo prerrománico construida en el siglo IX. Asimismo, es el lugar donde se produjo el Milagro de la Eucaristía, la conocida conversión del pan y el vino en sangre y carne.

Alrededor de la iglesia se pueden observar un conjunto de viviendas prerromanas llamadas pallozas. Caracterizadas por sus paredes bajas de piedra, su planta ovalada y sus tupidos tejados de paja, se trata de un tipo de construcción tradicional gallega adaptada al duro clima de la zona.

O Cebreiro
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